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Tarde de flamenco

Qué maravilla de tarde pasamos en el Centro Cultural de Flamenco de Madrid.



Rosana de Aza, directora de este centro y de la Casa de la Memoria en Sevilla, nos explicó los orígenes de este baile tan arraigado a nuestra cultura cuyas raíces se mezclan con cantes árabes o sefardíes y el crisol cultural que cubrió nuestro país.



El flamenco inundaba calles de Madrid como Piamonte donde los herreros amenizaban las horas de trabajo con su cante, mientras algún vecino tocaba la guitarra o una sobrina bajaba a bailar al acabar la jornada. Los tablaos se disputaban a los mejores artistas que llegaban de Andalucía con sus familias e incluso se armó alguna trifulca en Gran Vía entre los partidarios de los tablaos de Lavapies y los de Salesas, los dos grandes núcleos del flamenco en Madrid.



Rosana nos habló de los palos (muchos más de los que me hubiera imaginado) y de que no se conoce de dónde viene ese término; quizás del hecho de que se representan como las ramas de un árbol y de ahí los palos. De los ritmos diferentes que los marcan, según sean alegres o más solemnes.



Terminamos con una representación magnífica con David Vázquez al cante, Jesús Nuñez a la guitarra,

José Carmona "Rapico", Lisi Sfair y Anabel Moreno al baile.


Lisi Sfair con su maravillosa bata de cola roja nos bailó una caña, uno de los bailes más tradicionales y valorados. Ya Estébanez Calderón lo clasificó como el más importante y cercano al tronco de la pureza flamenca en sus Escenas Andaluzas de XIX. Un auténtico espectáculo verla moverse entre volantes y giros imposibles con ese maravilloso vestido y el repiqueteo de sus castañuelas.



Las alegrías permiten el lucimiento de los pasos y giros por el escenario con un ritmo y vivaz que insufla energía y positividad a nuestro corazón y es lo que hizo Anabel Moreno que lleva el flamenco en la sangre y nos contagió energía a raudales.





La soleá es el núcleo, ese palo que junto con la seguiriya y los tarantos compone las letras más tristes y tradicionales de cantes y bailes.


Rapico nos bailó una seguiriya con un zapateado impresionante y el fin de fiesta fue una soleá por bulerías. ¡Ole´!




Nos despedimos charlando tranquilamente mientras tomamos un vino de naranjas sevillano y conocimos a los artistas.



Nos quedamos con las ganas de aprender más y ¡repetir!


Muchas gracias Rosana por tu apoyo en la organización de este evento y muchas gracias a todos los asistentes por compartir velada con nosotros.


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Fotos: Olga Vallejo


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